domingo, 17 de julio de 2011

Crítica en revista ArteCubano sobre mi obra

Serie: "On line" 4 No.50 2007





Serie: "On line" 2 No.7 2003



Yolyanko, la línea exaltada.

(Pedro de Oraá.la Habana. 1931)-pintor, poeta y critico de arte)


En el artista contemporáneo los móviles de creación operan generados por la memoria ancestral tanto como por la asimilación del acervo cultural. los polos estilísticos inciden en una misma obra. Aquel que aún cultiva la llamada "pintura de género" plasma para el fondo de sus retratos--hechos con la observancia estricta de fidelidad psicólogica--composiciones decididamente abstractas. Ya en la pintura rupestre confluyen, sobre la natural texturación de la superficie rocosa, la representación de una animalia con intuitiva suficiencia de objetividad, y la extraordinaria estilización de su figura. ¿Desde entonces, en el nacimiento del Arte, estaban la polaridad y coexistencia de los estilos? ¿Estaba la unidad hoy utópica?

Siempre se toma la pintura como el soporte más visible de los cambios, pero no es sólo ella: las artes aplicadas, el diseño en sus distintas vertientes, además de la arquitectura, registran fehacientemente los signos de la época. Al pujante movimiento del modernismo, exponente canónico del espiritu fin-de-siécle en tránsito hacia el siglo de los ismos y las vanguardias iconoclastas, lo asistieron mu'ltiples corrientes:Art Nouveau, Modern Style, Jugendstil, Sezessionstil, Style Liberty, y propiamente Modernisme en la España catalana de Gaudi'. El énfasis del estilo que manifiesta el movimiento obliga a reparar en la huella proyectada al futuro por sus pintores, por sus ilustradores y sus orfebres--Edgard Munch, Alphonse Mucha, Aubrey Beardsley, Rene' Lalique, entre otros--, referentes innegables, como lo son también artistas de diversa procedencia--tales como Durero o Hokusai--, en la obra dibujística de creadores cubanos destacados en las últimas generaciones: Fabelo, Fariñas, y quien ahora ocupa nuestra atención: Yolyanko.

El dibujo de Yolyanko denota en su pulcro y preciso trazado el temperamento de su autor. El extremo cuidado de la composición, equilibrio de las formas, ligera tensión de las lineas en su curso ondulante--no sinuoso; término que aproximaría a otro sentido: tortuoso--, y expresivas de dos constantes características: voluptuosidad y elegancia. Si a ello unimos la imaginativa de su figuración, observaremos la integralidad de imágenes de altos quilates.

Yolyanko es un "raro" en el dominio de la gráfica ilustrativa. escapa de la uniformidad fatigosa en el diseño puesto en práctica hoy como el summum de representatividad de la última vanguardia: delineado irregular, rotoso, enfatizado por manchas y texturaciones hasta el abuso, lastre de la influencia mal digerida del manchismo, el action-painting, el bad-painting o el arte bruto, tendencias ya alejadas y superadas con los recursos mas recientes del arte digital.
La singularidad del dibujo en Yolyanko consiste en atender escrupulosamente al llamado de una compulsión creadora que nace de la más profunda introspección, anexada a la capacidad de ver el mundo de otro modo, sin contaminación, y que lo conduce a una voluntad de estilo autónoma.

La originalidad--para decirlo con la intención de Maurice Blanchot--no puede ser absoluta, pues carecería de parangón; para realizarse ha de ser relativa. Yolyanko es original de la única manera que se puede ser: recreando lo ya creado, redescubriéndolo, hallando zonas olvidadas o mal transitadas, realimentando con el ilusivo instrumento del estilo el espacio desvanecido por el agotamiento de las formas. Innovar--hacer de nuevo--sin repetir.

La familia de los raros atraviesa la historia del arte como presencia diacrónica. No llega a ser dilucidada convincentemente, no se la conoce con suficiencia porque se desentiende del canon con el cual se perfila cada época; y no parece adelantársele porque tampoco presupone futuro alguno. Esta en un tiempo ignoto. pero a los raros unifica una oculta red de vasos comunicantes. ¿Acaso sea esta identificación sin tiempo la peculiaridad de sus estilos? ¿O la idea que contienen?

El Da Vinci de los cuadernos donde el dibujo indaga en el arcano de la naturaleza o inventa lo que no existe; los retratos ilusionistas de Arcimboldo, risueñas alabanzas al reino vegetal, y entre ellos el dedicado a Vertumno, el dios de la metamorfosis; los ámbitos opresivos de total ideación por Piranesi; el onirismo de Klimt y el imaginario de klee: todos ellos tan disímiles y tan iguales en la estetización del lenguaje y en la obsesión del comunicado.
Todos antecedentes afines de lo que busca Yolyanko, y tal vez el mas próximo sea Beardsley.

Las figuraciones de Yolyanko expresan lo insólito. Son cuerpos hipertrofiados, fragmentos de cuerpos, fundidos a otros cuerpos de diferente especie o materia, cuya función simbiótica nos parece avanzar hacia nuevas transformaciones; organismos musculosos de notable elasticidad, a punto de desplazarse, movidos por latente energía. Las composiciones de estos engendros nunca son rectilíneas: el erotismo contenido en ellos se insinúa justamente por sus curvas deslizantes.
El recurso de simetría en determinadas figuras no las hace banales--no hay decorativismo en esas imágenes--, sino contribuye a incrementar su extrañeza. La visión de este artista está dirigida a desentrañar el intersticio oscuro de nuestro subconciente. Ello quizá lo emparenta con los surrealistas tanto por la asociación incongruente de esos espectros contorsionistas como por la carga onírica que los anima. Pero ni los surrealistas son ejemplos privativos de la intervención
del sueño en el proceso creador, ni el artista cubano se deja someter a esa sola vi'a de expresio'n. Su serie de dibujos sobre instrumentos musicales, de complejísima factura y por supuesto inexistentes, nos demuestra la rica inventiva del autor y su estado de realizacio'n a nivel consciente.

Yolyanko pertenece a ese grupo diferente de artistas en esta región del hemisferio que ha bebido en las fuentes de la plástica universal, pero que tiene una respuesta de sólido valor identitario ante el dudoso esquema de supeditación de la llamada "periferia" al continuo bombardeo de modelos por los centros de poder en las artes.

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